Buenas noches Santibáñez,
Debo reconocer, lo primero, que me encuentro algo nervioso. No todos los días, tengo el placer de hablar delante del que se ha convertido en mi pueblo. He de confesaros, que tal vez, ésta sea una de las tareas más complicadas que me ha tocado realizar en mi vida.
Quería comenzar dando las gracias a Manolo y a toda la corporación municipal por confiar en mi para uno de los momentos más especiales y deseados de este pueblo: el comienzo de las fiestas en honor a la Virgen del Rosario.
Recuerdo de muy pequeño cuando a Manolo, en la plaza del Mayo, en aquellos bancos del fondo, le decía: algún día me pedirás que de mayor de el pregón de fiestas. Ese momento llegó hace dos años y ahora, aquí me encuentro pero... no os preocupéis, no os voy a hablar de Doña Urraca ni de la Pandemia, lo prometo.
Para todos aquellos que no me conozcáis, soy Manuel. Vecino adoptivo de Santibáñez de Valcorba y miembro de la peña La Camorra, que por cierto este año cumplimos 17 años, se dice pronto. Probablemente al igual que cada uno de vosotros/as puedo decir que gran parte de los mejores recuerdos de mi vida han sido aquí. Echando la vista atrás, recuerdo el momento y la alegría cuando mis padres nos comunicaron a mi hermana y a mí que habían comprado una casa en Santibáñez de Valcorba, el pueblo de Diego y Julia, los nietos de Leo y Mario.